Existe en la ciudad de León una estatua de su ilustre súbdito Guzmán el Bueno realizada en el año 1894 y que con su brazo izquierdo extendido señala  hacia donde se situaba la estación de ferrocarril.  La gente de la ciudad siempre dijo que la estatua estaba insinuando: “si no te gusta León, ahí tienes la estación!”.

En Barcelona existe algo parecido: la estatua de Colón situada al final de Las Ramblas, el famoso paseo que une el centro de la ciudad con el puerto. El monumento, fue construido con motivo de la Exposición Mundial de Barcelona, seis años antes que el de León, y muestra al descubridor de América en una actitud aparentemente similar, con su brazo derecho indicando hacia un horizonte donde aparecerían las primeras costas de aquel continente.

Desconozco si hay algún dicho popular que interprete de manera divertida la expresión de la estatua de Barcelona, así que, voy a proponer la mía propia: “si ya te has cansado de Gaudí, vuelve al ferry por ahí!”. Y es que efectivamente, la mano de Colón señala hacia el lugar donde atracan todos los barcos de pasaje que llegan a la ciudad, más que hacia una improbable tierra americana.

Barcelona goza de una cifra creciente de visitantes en grandes cruceros y ferris, lo que es motivo de gran contento por parte de las autoridades y sector del comercio, pero resulta agobiante para aquellas personas que vivimos en el centro de la ciudad. El número de cruceristas  que acudieron a la ciudad en 2010 ascendió a casi 2,5 millones, una cifra que se ha doblado en apenas 5 años y que ha hecho de Barcelona el primer destino mundial si excluimos el área del Caribe.

Pero, se preguntarán ¿que tiene que ver esto con los temas habituales de este blog?.

La respuesta, entiendo que difícil de imaginar, es hacer una reflexión sobre la aglomeración y concentración de usos sobre las áreas peatonales, y cómo esta afecta a la movilidad y seguridad, particularmente  de las personas con determinadas limitaciones. Barcelona, con casi 38 millones de pernoctaciones turísticas al año es un claro éxito de convocatoria y generación de aglomeraciones turísticas y comerciales, y el caso de las Ramblas podría ser representativo de un conjunto de problemas sobre los que queremos incidir en este blog:  disponer de normas de accesibilidad y movilidad (y algo mucho más difícil… cumplirlas!) no es suficiente para garantizar la libertad de movimiento de las personas, especialmente de aquellas más frágiles o con alguna limitación funcional, ya sea física, sensorial o cognitiva. Hay distintas razones para ello, pero quiero incidir ahora sobre aquellas relacionadas con la aglomeración.

Veamos otro ejemplo, el caso de Madrid Rio, el parque lineal del rio Manzanares que cruza la ciudad, liberado para el uso de los ciudadanos tras el soterramiento de la vía de circunvalación M30. A lo largo del rio se ha creado un paseo en el que, como en el caso de las Ramblas, se evidencia el éxito del lugar con una afluencia masiva de personas, particularmente los fines de semana.

El problema se da no sólo por la aglomeración, sino por la combinación de usos, al haber concebido el recorrido como una “senda ciclable” a la que acuden todo tipo de deportistas compitiendo por los 10 metros de ancho disponibles con los niños que juegan a la pelota, mayores que toman el sol, etc. Decía el diario El Mundo en junio pasado que “el caos circulatorio del ‘paseo ciclable’, donde tiene preferencias el peatón sobre los ciclistas, es notable”.

Y el CERMI, representante de las personas con discapacidad de la Comunidad de Madrid señalaba ya en Septiembre de 2011 que:  “un ejemplo claro de error es la denominada ‘senda ciclable’ instaurada a lo largo del Parque Lineal del Manzanares (Madrid Río), término que pretende ocultar la realidad de un cuestionable diseño, que hace confluir cualquier fin de semana, en un camino de no más de 10 metros de ancho, a miles de peatones con ciclistas, patinadores, vehículos de pedales de alquiler etc., produciéndose continuas situaciones de enfrentamiento, roces, atropellos y conflictos puestas de manifiesto por los medios de comunicación y colocando, entre otros, a personas mayores, niños y personas con discapacidad en serios riesgos”.

Quizá el problema de aglomeración de Las Ramblas no tenga solución: por la vía de los hechos hay personas que quedarán excluidas de su uso la mayor parte del tiempo, y no me refiero a las que aborrecen las aglomeraciones, sino a las que en ellas no se pueden desplazar por las dificultades e inseguridad que les puede acarrear: personas mayores, en silla de ruedas, con discapacidad cognitiva, etc. Hace tiempo el ayuntamiento de Barcelona planteó un concurso sobre soluciones para las Ramblas. Lo mejor, pensé yo, sería hacerle un segundo piso; pero no me atreví a presentar la propuesta. Respecto a Madrid Rio, probablemente tendrán que recurrir a segregar el tráfico de bicicletas y patinadores mediante un carril específico.

A nuevos problemas, nuevas soluciones sí, imaginativas sí, pero que contemplen siempre las necesidades de los colectivos más frágiles y débiles, sin expulsarles del espacio público por la vía de los hechos. A lo largo de distintas entradas –no consecutivas- de este blog iremos revisando los crecientes desafíos que plantea la reordenación del espacio público y las nuevas demandas de movilidad, incluidos los problemas derivados de la aglomeración y la competencia de usos. Verán que son muchos.

Fernando Alonso López

Director de ACCEPLAN